Originalmente ubicado en el extremo este de la iglesia, la pila bautismal fue posteriormente trasladada a un lugar más destacado en el nártex, cerca de la entrada de la catedral. Este movimiento estratégico enfatiza la importancia del Sacramento del Bautismo, simbolizando el viaje espiritual de ingresar a la Iglesia y su comunidad de fe. Esta ubicación se alinea con una tradición que se remonta a la Edad Media, donde las pilas bautismales a menudo se situaban cerca de la entrada para representar la iniciación del creyente en la fe cristiana.
El diseño octogonal de la pila tiene un profundo significado simbólico. Históricamente, muchas pilas bautismales han sido elaboradas con ocho lados, representando el concepto de nueva creación y conectando con la práctica del Antiguo Testamento de la circuncisión, tradicionalmente realizada al octavo día. Esta forma octogonal sirve como un recordatorio del renacimiento y la renovación del creyente a través del bautismo.
A través de su diseño y ubicación, la pila bautismal de la Catedral de la Santísima Trinidad encapsula bellamente la esencia del bautismo como una entrada tanto a la iglesia física como una profunda iniciación espiritual en la comunidad cristiana.